La pizarra digital y la posición del profesor

La incorporación de la pizarra digital provoca cambios en la metodología. A menudo, los profesores mantenemos nuestras formas de enseñar sin acomodarlas al uso de este instrumento. Deberíamos utilizar estrategias didácticas y metodológicas que equilibrasen el foco de atención.

Con la proliferación de pizarras digitales - con un ritmo de implantación ahora incierto - y materiales curriculares digitalizados, el profesor ha adoptado el papel de controlador. Frecuentemente situado en la "mesa de operaciones" a los mandos del ordenador y al lado de la pantalla, es en esta posición desde donde proyecta su docencia las mayor parte del tiempo. Los alumnos se acostumbran a su ubicación y se sienten menos observados, bajo una menor presión. Consecuentemente, se distraen y hablan, generando un clima de bajo rendimiento, y obstaculizando el desarrollo de la programación de aula por el profesor.

Una estrategia de adaptación pasa por el cambio de posición. El profesor debe moverse más, alejarse de la pizarra, circular por la clase generando presión entre los alumnos. Una presión que se debe convertir en más participación, más atención y por consiguiente, mayor rendimiento. Tenemos que evitar dejar a los alumnos sin control frente a la gran cantidad de información que se despliega en la pizarra.

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